sábado, 23 de mayo de 2015

El tiempo y los panfletos

Recuerdo el libro humorístico (pero comprometido) de Donald E. Westlake L’aprenent d’espia (El aprendiz de espía).

En plena guerra fría, el protagonista es un activista antinuclear que por cuestiones de la trama del libro se encuentra relacionado con un miembro de una organización fascista.

Hay un momento de la trama en el qué el protagonista se emociona al ver al fascista haciendo panfletos haciendo rodar la manivela con la misma máquina de imprimir y hacer folletines que usa él, (máquina de imprimir como las que había en la época, muy chapucera), y piensa que quizá tienen más en común de lo que parece.

Pero en seguida recapacita y se percata que el fascista usa la manivela de la máquina de hacer folletines porqué no puede conseguir una metralleta, y en cambio él es pacifista y la usa para qué no existan las metralletas. El matiz es sutil.

El otro día leía en el periódico una entrevista a una escritora que había corrido delante de los grises, y explicaba que entonces hacían los panfletos con una cosa que le llamaba “ciclostil”. (Que igual podría ser el mismo artefacto de libro de Westlake: he visto una foto por internet de un ciclostil, y tiene una manivela). No sé como debía funcionar aquello, pero tiene pinta de no ser muy práctico.

Últimamente he oído por la radio la propaganda de una empresa de material de oficina que anunciaba impresoras de toda clase, máquinas de poner en sobres y etiquetar y toda clase de gadgets para hacer folletines y enviar correspondencia.

Se me ocurrió que, si en aquella época los que usaban la manivela del ciclostil -algunos con motivos más nobles que otros- hubieran tenido esto, lo hubieran celebrado. ¡Lo que habrían dado por una pequeña impresora como la que muchas personas todavía tienen en su casa...!

Pero... ahora, cuando tenemos toda esta tecnología (y la libertad) para enviar los papeles que queramos donde sea y en el formato físico que sea...

... ya no lo necesitamos (la tecnología, quiero decir, la liberad sí), porque ahora si se quiere ya no hace falta imprimir nada en formato físico, porque ahora los panfletos ya no son físicos, ahora los panfletos auténticos solamente existen en la red...

No me diréis que no tiene alerones, la cosa.


1 comentario:

Ferragus dijo...

¡Vaya qué sí los tiene!