Escribir alguna cosa especial por Navidad...
Recordar otras Navidades...
Vivir esta Navidad...
¿Ilusiones?
En fin,
Ir tirando...
* * *
Un día como otro cualquiera,
con un poco más de comida, quizá,
sin regalos superfluos,
y con un poco más de conciencia en la mesa de las presencias y las
ausencias...
Un día más.
* * *
La familia, aquellas personas a quien no has escogido... ¿Sería diferente
si quien me rodeara fueran personas a quien yo hubiera escogido? ¿Si hubiera
formado una familia?
En fin,
ir tirando...
* * *
Pero estoy contenta que la Navidad sea aburridilla como cada año, como
siempre... Vete a saber hasta cuando podrá ser así... Hasta cuando podremos
estar todos juntos...
* * *
Recuerdo una persona, ya mayor, en la fase final, que me dijo una vez que
no “había escrito” porqué precisamente había formado una familia, con todas las
exigencias de falta de tiempo libre para escribir que eso supone... No se
arrepentía de ello, claro, formar una familia siempre es bonito... Pero no
“había escrito”, tal y como había soñado de joven. No había podido.
* * *
Se puede escoger una familia y además se puede hacer seguir la escritura,
me dirá alguien. – Cuando digo algo de esto de “renunciar” siempre me sale
alguien que habla desde un punto de vista superficial, que no ha entendido de
qué va la película de mi vida, y además ve bien poco de la realidad de los que
le rodean. – Tengo muy en cuenta que el concepto “renunciar” (a llevar una vida
social, a formar una familia), no es para lo que se nos prepara, que no está de
moda, que siempre se nos exige hacerlo seguir todo o morirnos de rabia.
Tengo muy en cuenta el concepto de “supermujer” que nos venden los medios,
la “supermadre” que lo hace seguir todo (la relación, la familia, el trabajo).
No creo que haya demasiado de verdad en este mito (porqué es un mito, aunque la
gente se lo crea, y lo repitan muy convencidos y satisfechos; se lo hacen
suyo).
No es cierto, pero. Y, si fuera cierto, mi verdad tampoco pasaría por aquí.
Yo no puedo hacerlo seguir todo. Pero sé que saldrá alguien reprochándome la
renuncia, y diciendo que no es verdad que haga falta renunciar, porqué es la
realidad general en la que nadamos como pececitos: es lo que nos venden los
medios de comunicación; que hacerlo seguir todo es, ya no posible, sino
obligatorio, y que somos “supermujeres”, “supermadres” y “superpersonas”, y que
una mujer puede hacer bien diversas cosas al
mismo tiempo, a diferencia de la otra mitad de la humanidad (¡!), que es
una de las tonterías mayores con las que nos aborregan y nos presionan con
imposibles.
Todo el mundo debería tener claro cuales son sus límites, a qué no tiene
más remedio que renunciar. Yo no tengo una familia como las de los anuncios, y
estoy contenta, no me muero de rabia... Claro que sería bonito tener una
familia escogida para sentarnos en la mesa por Navidad... todos rubitos y
blanquitos... Pero soy consciente que para la mayoría de las personas reales de
este mundo imperfecto las cosas no son tan fáciles, y que la realidad es
imperfecta, muy imperfecta... Incluso su Navidad es imperfecta. (¡Qué
sacrilegio decir esto! Una Navidad imperfecta, ¡adónde vas a parar!) Su Navidad
es imperfecta, ¡pero nadie les atrapará renunciando a nada!
En fin, ¡feliz Navidad tirando a imperfecta para todos!
* * *
(Había empezado este post baja de moral, con un lacónico “ir tirando”. Pero
escribiendo el post me he ido animando y ahora estoy más contenta... Y, como
por arte de magia, mi Feliz Navidad es un Feliz Navidad alegre... Y solamente
he escrito un post... Nada más que eso.
Poder escribir -que se me ocurran cosas- es el mejor regalo de Navidad para
mí. Y, aunque renuncie a cosas, no siento ninguna sensación de “carencia”.
Espero que se entienda.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario