martes, 22 de noviembre de 2011

Modelo a seguir


Carmen Martín Gaite siempre ha sido muy importante para mí. Ha sido mi modelo a seguir en la escritura todos estos años, la figura en la que me he inspirado.

La descubrí cuando de adolescente fui de camping con unas amigas a un lugar turístico de la costa.

En los quioscos de allá había pocos libros y en el momento de querer comprar uno aquel me pareció el único potable. Lo compré más como refugio que otra cosa, e intenté empezar a leerlo enseguida, pero aquello allí se reveló imposible y tuve que esperar a llegar a casa. Una vez lo hube acabado de leer decidí que quería leer más libros de esta autora. Haber encontrado aquel libro fue la única cosa buena que tuvieron a aquellas vacaciones, que, por las demás cosas, fueron una buena enseñanza de hasta donde puede llegar la miseria humana en esto que llaman “amistad”. Salí de allí con la idea que yo no servía para las relaciones sociales y que era mejor que me refugiara en mi mundo y me dedicara a leer y a escribir, que eran cosas que me hacían sufrir menos.

Al cabo de un tiempo, cuando yo ya había leído uno cuantos libros de Carmen Martín Gaite, tuve la suerte de encontrarme en unos grandes almacenes franceses de la metrópoli una exposición de sus libretas, muy pulcras y mostrando su caligrafía redondeada y sin tachaduras, que se podían leer perfectamente. Ella llamaba a esas libretas sus “cuadernos de todo”. A mí, que soy fetichista de las libretas, aquella mini-exposición me robó el corazón.

Finalmente, el curso 1998-1999 conseguí ir a una conferencia suya. Estaba lleno de gente que la admiraba y fue la primera vez en nuestro país que un acto se retransmitía por la red, cosa que en aquel momento parecía quien sabe qué. Después de explicarse durante un rato se hizo un turno de preguntas y no sé si alguien le debió preguntar como se lo había hecho para escribir tanto y tan bien, y cuando ella intentaba dar una respuesta, saltó una señora del público que también era escritora que era amiga suya y le dijo, en voz alta para que la oyera todo el mundo: “Has trabajado como una negra”. Aquella frase fue lo que más me quedó de la conferencia: “has trabajado como una negra”, y caló en mi inconsciente que para tener detrás una trayectoria de novelas publicadas con éxito, artículos y traducciones como la que tenía Carmen Martín Gaite se tenía que trabajar muchísimo.

Y desde entonces estoy en ello.

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