Para mí, ir a la discoteca sólo hace ilusión entre los catorce y los dieciséis años, justamente cuando todavía no puedes entrar. Ahora, una vez has ido tres veces, ya lo has visto todo, no hace falta volver; si no vas no te pierdes absolutamente nada. El espectáculo de la discoteca cerrando a las seis de la madrugada echando a los últimos zoombis es uno de las cosas más deprimentes que haya visto nunca...
domingo, 16 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario