viernes, 30 de septiembre de 2011

La indignación dormida

Hoy me gustaría recomendar un libro. Probablemente los que sois más seguidores de este blog ya lo conocéis, porqué con el tiempo he acabado dándome cuenta que mis lectores están más enterados de las mejores lecturas que yo misma (que ya es decir...), y que seríais vosotros los que deberíais recomendarme libros a mí y no al revés, o sea que haré la recomendación pero como si ya supierais de qué os hablo.

Se trata del libro Deseo de ser piel roja, de Miguel Morey, un libro que creo que es IMPRESCINDIBLE para entender el mundo que nos ha tocado vivir. Escrito en forma de diario poético, a través de la explicación de unas viscisitudes personales por parte de un profesor universitario a quien ha abandonado su familia con problemas de alcoholismo y que ha sido ingresado en el psiquiátrico, y que comprendemos que escribe el libro para encontrarse a sí mismo, se nos revela la verdadera esencia de nuestra sociedad. Si ya lo habéis leído sabréis que cuesta un poco coger el hilo, al principio los fragmentos parecen una amalgama desordenada e incomprensible, pero una de las cosas más bonitas que pasan en este libro es ver como al llegar al final, todo cobra sentido, y se comprende, no sólo el libro, sino también el mensaje del libro. Y también sabemos que el narrador se ha encontrado a sí mismo, ha ordenado su mundo. Este libro, a través de una de las imágenes poéticas más potentes que he leído jamás, la idealitzación romántica de los indios americanos, una auténtica logopeia en tres dimensiones, dice una gran verdad y no puedes volver a mirar ni el mundo ni el imperio de la misma forma después de haberlo leído. El poso que nos deja es terrible.

Si no lo habéis leído, tenéis que leerlo. No podéis decir que comprendéis la realidad hasta que no lo hayáis leído. Y, sí, sí, fue escrito mucho antes de la crisis. Es cuando salió este libro que la gente, indignada, debería haber salido a la calle a manifestarse. Curiosamente, cuando las cosas iban bien a todo el mundo, la masa no tenía “inquietudes sociales” ni deseo de ir a protestar en parte alguna... y el sistema era el mismo.




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