martes, 12 de julio de 2011

Desahogo prudente

Yo no me caso con nadie. Más bien soy de la creencia que, si se encuentra un juanete, se debe pisar bien fuerte. ¡Se debe saltar encima!

Ahora, ya sé que este no es el mejor camino para conseguir “cosas reales en el mundo real”, sobre todo cosas materiales. Más bien es el camino más corto para quedar mal con todo el mundo y meterse en problemas. He visto casos de gente a quien expresarse despreocupadamente en su blog les ha dado más de un quebradero de cabeza, y por una tontería sin importancia han recibido un alud de críticas injustas. Por ello procuro ser buena chica, y de según qué ya ni tan sólo ni hablar. ¡Eso de publicar según qué que podrá leer todo el mundo sí que es vivir peligrosamente!

Pero os aseguro que estas cosas de las que no hablo por prudencia sean algunas de las que vosotros seguro que os pensáis que querría decir. Por ejemplo, de política no hablo, pero no porqué me reprima, sino porqué no me interesa nada de nada. Y, si bien hay cosas de las que no hablo porqué me parece más prudente no hacerlo, hay muchas otras de las que no digo nada porqué debe ser algo que ni me va ni me viene, o que considero que no sé lo suficiente para opinar. Hay temas, como el fútbol, en que todo el mundo puede opinar, no hace falta saber nada de nada sobre el tema para decir la tuya.

Me gustaría que mi charla liberadora se considerara sólo como un medio de desahogo, pero de desahogo prudente.

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