lunes, 25 de abril de 2011

La profunda necesidad de ser escuchada

¿Alguien está interesado en saber porqué, hace veinte años, a mis catorce primaveras, empecé a escribir? Pues por una razón bien simple, bien tonta y bien sencilla, bien trivial y bien triste, la misma razón por al que tengo necesidad de escribir todavía ahora: porqué nadie me escuchaba.

Ni mi familia, ni mis amigas de entonces, ni los profesores... Nadie estaba interesado en mis batallitas. No quiero decir que no estuvieran interesados en tener conversaciones superficiales y divertidas conmigo; quiero decir que no estaban interesados en mis heridas más profundas, en la miseria de mi vida. Para armar bulla siempre se encuentran amigos, es en los momentos tristes que la empatía escasea, y mi vida en aquella época era una sobrecosecha de momentos tristes. Es antológica la cara de asco que ponía todo el mundo cuando intentaba explicar alguna tontería de las mías, algo de mi mundo interior, algo de los libros; algo de las muchas cosas que me hacían sufrir. Ponían cara de asco, o les brotaba una media sonrisilla que me hacia sentir estúpida; se me sacaban de encima. Eso, de hecho, no ha cambiado, en el “mundo real” la gente continua poniendo cara de asco cuando suelto según qué; se me asustan o me cambian de tema directamente. (Sé que a veces suelto verdades incómodas.) La única persona con quien pude hablar libremente y que me escuchó hasta el final fue Álvaro. Él me confirmó que mi mundo interior no era una mentira, por eso me enamoré de él. Incluso le dije que, si todo el mundo fuera como él, yo no tendría necesidad de escribir... Lo que entonces no comprendí es que la posibilidad de hablar libremente con él tenía su raíz en que él, aparte de tener una gran cultura, era una persona peligrosamente al margen de la leí... que se movía entre esquemas diferentes de los que la gente de mí alrededor me tenían acostumbrada. Hablar cada día con Álvaro no está a mi alcance desde hace muchos años, por desgracia.

Por eso escribo. Y me parece que tendrá que escribir durante muchísimo tiempo, todavía. Y aunque hay quien se pregunta por qué no he salido con tal o cual persona... la pregunta que les hago es: ¿esta persona, me ha escuchado? ¿Ha intentado adivinar cual es mi drama? ¿No? Pues, ¿dónde está el misterio? ¿Por qué he de enamorarme de alguien que no me escucha y a quien no puedo contárselo todo?

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