miércoles, 2 de marzo de 2011

Paranoias eléctricas

¿Sabéis qué me preocupa realmente del libro electrónico? Pues que es como un pequeño ordenador, y como tal puede estar monitorizado. Sí, sí, como buena paranoica si tuviera un libro electrónico tendría miedo que estuvieran archivando los datos de lo que leo y de los libros que tengo acumulados.

Por lo que se ve, la empresa líder en sistemas operativos en nuestro país usa el servicio de seguridad de sus ordenadores para enviar una señal a la central de los programas que cada usuario tiene instalados en aquel ordenador: eso no es una fantasía paranoica, eso es real y se ha dicho y repetido. ¿Quién dice que con los libros electrónicos no se pudiera hacer lo mismo?

Con un libro de verdad nadie sabe si lo estás leyendo o si lo tienes en el anaquel sin abrir, ni el rato que pasas con él ni las páginas que te saltas. El proceso de lectura y de descubrimiento queda entre el libro y tú. ¿Por qué ha de venir un ordenador a fisgonear?

Si se recapta información estadística sobre las lecturas de las personas que se compran los libros electrónicos, lo primero que harán será usar esta información para venderles productos. Cada vez que recibo un correo electrónico de alguien con un e-mail extranjero mi servicio de correo me anuncia vuelos baratos a aquel país...

No digo que a los lectores de best-sellers, es decir, a la gran masa lectora, no les pueda ser incluso útil que obtengan su perfil como lectores, incluso eso puede ser útil a la industria del best-seller, pero... ¿y estos 70.000 “lectores de calidad” que dice que hay en nuestro país? Una de las características de ser un lector de calidad en nuestro país es la capacidad de ir contracorriente. Los “happy few” no sólo son las personas más preparadas sino también poca de la gente que tiene ideas propias sobre lo que se ha de leer. Si se consigue recaptar información de estos pocos lectores de calidad, pueden dejar de ir por libre y de tener ideas propias sobre lo que han de leer... y comprar. No creo que sea bueno para esta feliz minoría que alguien pueda acceder a la información sobre sus gustos literarios y pueda así intentar condicionarlos... Se sabe que les atraen los libros de calidad, pero... ¿qué más se sabe? Y alguien puede decirme que estas personas son tan pocos que la cantidad de libros que compren es irrelevante y que tener información sobre ellos no tiene ningún tipo de importancia, cuando son los que realmente están dispuestos a gastar en libros. Yo estoy convencida que, si el libro electrónico no tiene éxito entre ellos, no triunfará... (y yo espero que no triunfe).

Yo me considero una lectora diferente, y no me gustaría que nadie metiera la nariz en lo que leo sin mi permiso. Mientras pueda leer anónimamente con un libro en la mano, me miraré los libros electrónicos con desconfianza. No me fío de ellos.

2 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

Anda yaaaa! También los ¿cómo llamaste? Happy few tienen su hueco entre los libros electrónicos y no, no creo que puedan saber qué estás leyendo y tampoco me parece que puedan condicionar tus lecturas. ¿Cómo lo harían? porque eso lo dejas en el aire. Tú sabrás lo que haces. Yo de momento compagino.
Besos
P.D. También pueden saber lo que haces controlando las páginas de internet en las que te mueves... ¡toma neura!

Clarissa dijo...

Ya lo sé esto de las páginas. No creas que no me preocupa...