viernes, 25 de marzo de 2011

Fotos No

Sé que alguna vez he dicho en este blog o en algún correo electrónico que “no creo en las fotografías”. Supongo que, en la época de la “imagen del mundo”, en que vemos el mundo más como es en las fotos, en los videos y en la televisión que como es realmente, más de uno se debe haber preguntado qué quiero decir cuando digo eso.

El verano del año 1998 hice un viaje con cuatro amigas más. Una de estas personas nos dio el viajecito, poniéndose a llorar cada dos por tres por una razón desconocida (desconocida para mí) y que todavía ahora agradecería que alguien me explicara. Pues bien, esta persona se ponía a llorar cada dos por tres sin explicar porqué y nos daba el viaje, como mínimo a mí me amargó el viaje. Pero en cambio, cuando hacíamos una fotografía sacaba su mejor sonrisa de anuncio de dentífrico: sabía posar como una persona alegre y despreocupada. Concusión: cualquiera que se mire sus fotografías de aquel viaje, con todas aquellas sonrisas, quedará convencido que tuvimos un viaje muy feliz, o como mínimo que aquella persona tuvo un viaje muy feliz. Y no fue así. Os aseguro que, cuando tenía lugar otra escena de lloros en que yo me sentía completamente impotente e inútil porqué no quería explicar qué le pasaba, y después se ponía a sonreír graciosamente para la foto como ni nada hubiera pasado, me ponía a reventar de rabia. ¡Es que sólo sonreía para quedar bien en las fotos! El resto del viaje: malas caras, lloros, no quería hablar...

De aquel viaje saqué dos conclusiones: la primera, que de ahora en adelante escogería mejor las personas con las que me voy de viaje; no he vuelto a ir de viaje con nadie más. La segunda, que las fotografía eran una de las cosas más falsas que existía, y que te podían dar una idea muy equivocada de cómo eran las cosas realmente; no he vuelto a hacer fotografías.

Es eso lo que quiero decir cuando digo que “no creo en las fotos”.

No hay comentarios: