viernes, 30 de julio de 2010

Las bromitas de Pan

Ayer leí la Carta de Lord Chandos, primero en catalán y luego en castellano (se trata de un texto muy corto). Expresamente, me salté los prólogos y las explicaciones de ambos libros, quería tener una impresión propia no influenciada por ninguna visión académica. Es decir, quería saber si sin que un profesor universitario me dijera que el libro era bueno, yo era capaz de encontrarlo bueno. Manías que tiene una. Ahora, hoy, una vez leído el texto y escrito eso, quizá sí que me leeré los prólogos y las explicaciones, a ver si lo que yo he visto es “lo que debía verse”. Ahora, dudo que haya visto lo mismo que ven los que hacen estos textos, y sobre todo, que lo que yo escriba tenga nada que ver con lo que han escrito ellos sobre el mismo texto. Al fin y al cabo ellos tienen estudios.

Es impresionante, y la fama que se ve que tiene, como dice la cubierta, plenamente justificada. Hay una imagen sobre todo, que se clava en la parte frontal del cerebro y cuesta mucho, cuando piensas en el libro, sacártela de la cabeza. Ya sé que sólo es una manera de verlo, y parcial, pero si me dijeran que todo el texto sólo es una excusa para crear un contexto en el que insertar esta imagen, me lo creería. También hay otras imágenes y metáforas de una gran calidad. Incluso quería hacer el ejercicio de leérmelo buscando las imágenes y las metáforas, para tener una especie de lista para mi granero. Espero que eso no sea una tontería. Aparte, que seguro que lo pasaría bien haciendo esta especie de cacería. Soltar metáforas de estas de manera espontánea me parece que es una de las cosas que le faltan a mi escritura.

Pero representa que un lector que no quiere dedicarse a la escritura ni tan sólo se da cuenta que en el texto hay imágenes, o que está muy bien estructurado y expuesto, sencillo pero efectivo, que el texto se desgrana a sí mismo. Un lector que no quiere dedicarse a la escritura percibe todo eso como un todo que le gusta, pero no se plantea el porqué. Un lector que no se dedique a analizar el texto como un escritor básicamente se preguntará: ¿qué narices le pasa a Lord Chandos?

Sé la respuesta que daría, por ejemplo, un compañero de trabajo que tuve que creía que Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz iban drogados. Él diría que Lord Chandos se ha tomado alguna sustancia... ¡Si Hofmannsthal levantara la cabeza! Evidentemente, yo no creo que Lord Chandos se haya tomado ninguna sustancia, a no ser que los profesores universitarios del prólogo y las explicaciones me digan lo contrario. Bueno, pues, ¿qué le pasa?

Por absurdo que pueda parecer, yo creo que lo que le pasa a Lord Chandos es que, por alguna razón que desconocemos (posiblemente por saturación de rigor intelectual, porqué con las actividades en que estaba inmerso antes y que explica las hay para agotar a cualquiera), pues, por la razón que sea, Lord Chandos ha perdido la capacidad de hacer conjuntos, de comunicarse mediante los conjuntos de información normales. El mismo lo explica, eso. Ha perdido la capacidad de compactar la información que le llega y de manipularla. En cambio, con lo que le llega, que es tan intenso e inesperado, no puede hacer nada ni expresarlo o transmitirlo de ningún modo. Son otro tipo de conjuntos que los que hacemos los humanos normalmente; con eso quiero decir que percibe paquetes de “otra cosas”, y eso le desconcierta y le impide comunicarse. ¿Por qué le pasa eso? Yo creo que estaba harto de tanto latín y que su mente, o su inconsciente, ha encontrado en esta manera de percibir la manera de desahogarse y de sacarse de encima el peso del rigor. Porqué antes, era espectador de las cosas que leía en latín, por decirlo de alguna forma. Ahora, las cosas que percibe, las vive, no es sólo un espectador. Supongo que que yo diga que Lord Chandos estaba harto del latín, que es la explicación más fácil, lógica y sencilla, no les parecerá bien a los profesores universitarios del prólogo, que deben tener su propia respuesta complicada a la cuestión. Ya tengo ganas de leerla.

El caso es que eso que le pasa a Lord Chandos no tiene explicación ni parece que sea posible si no se ha tomado un ácido. Pero yo no creo que vaya drogado. Más bien creo que por alguna razón tiene ganas de huir: del trabajo intelectual, de su familia, de sus propiedades... ha perdido el interés en su vida de cada día, se ha alienado, le cuesta comunicarse con su entorno, y está enormemente solo. ¡Y en aquella época no había tele! Hoy en día diagnosticarían una esquizofrenia, cuatro pastillitas, y a volar, cuando lo que necesita es auténtica atención humana. Es como una especie de locura o de misticismo lo que le pasa, sin que la religión establecida tenga nada que ver en ello, a no ser que sea una religión muy pagana y basada en la naturaleza. Como si le hubiera poseído Pan. Tanto buscar a los griegos y los latinos en los libros, y al final lo posee un dios griego... Bueno, pero si continuo por este camino, os pensareis que la que voy drogada soy yo...

En fin, que no sé qué narices le pasa a este hombre. Pero está muy bien este texto.
(Una prueba que lo que necesita es auténtica atención humana es que no es capaz de comunicar lo que le pasa a la gente de su alrededor, sólo es capaz de comunicarlo por carta –y muy bien por cierto- a un amigo que le escribe interesándose por él... es decir, que cuando hay auténtica atención humana no tiene ningún problema para expresarse.)

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