Y vosotros me diréis... ¿por qué consideras tan importante que alguien pueda intentar condicionar las lecturas de los happy few? ¿Qué importancia tiene esto? Lo que diré ahora no es una respuesta racional y científica a esta pregunta, más bien es una intuición fruto de años husmear en el mundo de los libros: los happy few son los que deciden qué libros son los clásicos. Un profesor universitario dijo: los clásicos lo son porqué los profesores universitarios de literatura deciden qué libros son buenos, deciden el canon. Eso tiene una parte de verdad, pero no del todo: es al revés. Lo que hace que Madame Bobary sea todavía leído hoy en día no es que un profesor universitario diga que es un clásico y que se debe leer. Lo que hace de Madame Bobary un libro todavía leído hoy en día es que lo que dice el libro todavía tiene interés para una minoría de personas, una minoría que se lo van diciendo los unos a los otros. (Así, los consejos de Harold Bloom sobre qué hemos de leer tendrían valor, no porqué es un profesor universitario, sino porqué es un miembro insigne de los happy few hablando a los otros amantes de la lectura.) Este mismo profesor del que antes hablaba decía: “es desesperante, sólo se vendieron tres ejemplares de Madame Bobary en todo el año pasado.” Yo digo: no hace falta vender más ejemplares en un año para qué Madame Bobary sea un clásico. Son tres ejemplares en un año, quizá sí... pero son tres ejemplares cada año durante dos-cientos años... así se construye un clásico, con un goteo pequeño y constante. El Quijote, Guerra y paz, A la búsqueda del tiempo perdido... son clásicos porqué todavía hay una minoría dispuesta a leerlos y a disfrutar de ellos como una cosa viva (entre ellos algunos profesores universitarios de literatura) y esta cosa viva todavía tiene validez para ser leída hoy en día, y si el profesor universitario dice que el libro es bueno es porqué pasa esto, y no que el libro sea bueno porqué lo dice un profesor universitario. Quizá esto libros sólo conseguirán tres lectores cada año, pero eso pasará durante cien años, o dos-cientos, o tres-cientos años. (O más...)
Son los happy few, esta feliz minoría de lectores selectos –minoría muy minoritaria pero muy muy feliz-, quien, con su interés espontáneo y apasionado por estos libros, diciéndoselo los unos a los otros, porqué estos libros les dicen algo ahora, los que hacen que estos libros todavía sean leídos: no digo momificados dentro del cánon de los profesores, digo leídos realmente como algo con un interés actual. Y eso pasa aunque este interés actual que tienen estos libros sólo sean capaz de apreciarlo poquísimas personas en un año... pero, si toda estas poquísimas personas se interesa por ellos constantemente durante muchos años... así aparece el clásico.
Son los happy few, esta feliz minoría de lectores selectos –minoría muy minoritaria pero muy muy feliz-, quien, con su interés espontáneo y apasionado por estos libros, diciéndoselo los unos a los otros, porqué estos libros les dicen algo ahora, los que hacen que estos libros todavía sean leídos: no digo momificados dentro del cánon de los profesores, digo leídos realmente como algo con un interés actual. Y eso pasa aunque este interés actual que tienen estos libros sólo sean capaz de apreciarlo poquísimas personas en un año... pero, si toda estas poquísimas personas se interesa por ellos constantemente durante muchos años... así aparece el clásico.
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